lunes, 2 de enero de 2012


recuerdo la luna
recuerdo las estrellas
cuando septiembre se agote
en la noche recuérdame a mí

CÁNTICOS DESDE LA LÍNEA DEL INFINITO


El más bello de los sueños existe en otro mundo
Podemos examinar las horas pasadas y contarlas, sí
Y rememorar y contemplar sus efectos y desperfectos
Que tuvieron en nosotros y en los que nos rodean
En las inmateriales inmediaciones fuera de lo común y lo incomún
Sí, sí que podemos, claro que sí.
Pero nadie quiere hacerlo ya. No, no
La alegría de los cánticos pasados es un privilegio difícil de recordar

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Pero quién va a querer revivir un sueño olvidado.
Son sueños. No vuelven. Su misión ésa es, tal vez
Deshacerse todos en mil pedazos
Y volver luego a nosotros al fín
En forma de chispas y mil parpadeos
Fugaces recuerdos de tiempos extraños
No podemos olvidar los recuerdos
No podemos recordar lo olvidado

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Entonces el tiempo se detuvo en un momento complicado
Complicado y peligroso
El viento paró, pero no por ello terminó
El cielo dejo de cambiar
Sus grises y espesas nubes ya no querían moverse
La hierba dejó de crecer
Los musgos dejaron de expandir su color
Por las piedras, por las rocas
Pero no por ello dejaron éstas de ser verdes, grises, negras a lo mejor
Los colores del musgo, los colores del tiempo

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La doncella eterna quería recordar su infancia
En realidad lo que quería era revivirla
Resucitarla de entre los muertos momentos
Para así volver a sentirla viva otra vez al fin
La doncella eterna se había cansado de serlo
La doncella eterna no quería dejar de serlo
La doncella eterna quería volver a ser niña
Para así poder dejar de ser consciente de su ser
Quería ser niña. Quería ser por siempre niña

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El hilo del mundo se resquebrajó
La música dejó de cobrar sentido
Y se convirtió en algo inusual
Irreal e inmaterial, que nadie podía tocar
La puerta del cielo se abrió
Y a todos, la lógica se les resquebrajó
Nadie pudo ver nada más allá de la puerta
Todos sabían que allí se ocultaba algo, claro
Algo que a nadie le estaba permitido ver
Las historias dejaron de tener moraleja
Y ya nadie les buscaba su doble sentido
Sabían que nunca la habían tenido
Sabían que nunca nada había sido
El mundo perdió los hilos que lo sostenían
Y tuvimos que inventar nuevas formas para entenderlo
Para comprenderlo
Para hacerlo real

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A todo el que los quisiera ver
A todo el que los quisiera escuchar
Nadie mostró sus sueños perdidos
Eran difíciles de ver
Entre el polvo y las virutas de realidad
Estuvieron demasiado tiempo olvidadas
En el desván de los tiempos perdidos
Para poder apreciar su antiguo esplendor
La realidad había hecho estragos en ellos
Y ni ratas ni cucarachas pudieron hacer nada
Para recobrar sus antiguas luces
Para que los pudiéramos volver a conocer

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Ramas muertas arrastradas por la tormenta
Echadas en falta por nadie y no muchos más
Ramas frías y vueltas negras por la humedad
No hay nada tan raro e impreciso
Que no precise ser captado y atendido
Por la inercia de los tiempos venideros
Por la atención de los tiempos enrarecidos